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  • Writer's pictureJose Ludyan Ibarra

El nacimiento de "la era antes de Dios" y el design thinking

Updated: Mar 12

Dicen que luego de la primera decena de años es cuando los grandes interrogantes se asoman. En ese punto el niño se despide y el adolescente asume febrilmente su rol. Yo me encontraba cruzando esa etapa cuando todo comenzó.

Ese día, del cual tengo vívido recuerdo, el húmedo ambiente del verano de Cartagena de Indias se mezclaba con mi apetito y sudor, mientras disfrutaba de una Kola Román y un dedito de queso de dudosa procedencia.



Mi versión de niño caducado anhelaba recobrar la cordura que se desvanece cuando el estómago reclama su atención y te acerca sutilmente a tu instinto animal. Y vaya que esa combinación "graseosa" lo logró, casi como una droga de tienda de barrio (hoy en día no recomendaría esta ingesta a jóvenes curiosos, es importante aclararlo). Recuerdo de ese día el azul casi maternal y sereno del cielo. Esa conexión me hizo olvidar la Kola Román y abrir la otra mano sin aparente razón, solo deseando que me la estrecharan, pues ya no había dedito que morder: ¿Existía algo antes de Dios?...  me pregunté.


Debo confesar que mi emoción duró poco. Fui interrumpido por un par de amigos que habían terminado de satisfacer sus paladares con la combinación alimenticia barrial y las preguntas relacionadas con la serie animada del momento. No tuve más opción que responderles con una sonrisa falsa y tragar la Kola, que casi hirviendo, se convirtió en un dulce veneno. Sin embargo, mi pregunta, la guardé con egoísmo, y eso inició una cadena de eventos que, con la generosidad de mi madurez, esta vez compartiré con ustedes.


Los años transcurrieron con su pizca de obstáculos, antagonistas en una sociedad en la cual debes sobresalir y romperte el c… para ser, lo cual está bien. Y cuando digo “ser”, me refiero a vivir de lo que amas. Ya era un joven que renunciaba a su primer empleo para emprender, aquel en el que comencé como una ingenua cenicienta, produciendo en la oscuridad de un ordenador oculto en el archivador, hasta convertirme en el director de arte que anhelaba hacer realidad su proyecto literario, ahora con una Cintiq y la MacBook más pesada del mercado.


En ese momento del camino, desconocía la cantidad de obstáculos que tendría que transformar en oportunidades. Así era mi limitada concepción de la vida pues carecía de las herramientas necesarias para sacar esto adelante. Ese joven vehemente, solía perderse entre su bucle de fantasías y asuntos sin resolver. Mis herramientas llegarían más tarde. 


Aplausos aburridos y automáticos, típicos de una ceremonia de graduación, me llevaron hacia uno de los momentos más íntimos y reveladores de esta historia. Sucedió en Argentina, durante mis estudios para enriquecer mi oficio como diseñador gráfico nació el nombre de la obra "La Era Antes de Dios". Curiosamente, mientras me encontraba en el país de Borges y Messi (en aquel entonces, el joven Messi apenas consolidaba su carrera en Barcelona), aprendí a evaluar propuestas creativas desde una perspectiva más contemplativa y crítica. Era como un investigador forense en busca de pistas en una escena del crimen, aplicando la técnica de observación precisa (si alguna vez has visto CSI, sabrás a qué me refiero). 


Bordeaba la madurez del ciclo vital cuando se plasmó la última parte de esta historia. Parece poco probable, pero tras mis esfuerzos repetidos, se forjó la herramienta más reciente que hizo este proyecto real. Con todo el mundo por delante y trabajando en el diseño de interfaces para videojuegos, me dispuse a limpiar mi vida y desempolvar este sueño inconcluso. Viajé a Boston para reforzar mi creciente experiencia como diseñador UX.  



Nuevos lentes me ayudaron para vencer el astigmatismo de mi segunda mirada y evocando los recuerdos elocuentes de mi infancia con sus series animadas japonesas y comidas nada saludables, me senté frente a un "caballero de dorada armadura" en el campo de la experiencia de usuario, el UX de Adidas en aquel momento (2016). Mis piernas no temblaron, él tenía una expresión invitativa y calmada (me recordó a ese cielo maternal del verano cartagenero, pero con barba roja), y yo, por fortuna, soy de aquellos cuyo corazón tiembla en silencio tras un rostro que se muestra imperturbable.


Así pues, con la vergüenza siempre valiente, y una camiseta de Star Wars puesta, pues no era digno de una armadura, le presenté el prototipo de una aplicación de literatura mixta para historias de ficción.

Esta aplicación contendría historias narradas en diferentes formatos, satisfaciendo diversos paladares como un plato que ofrece entrada, fuerte y el postre (sin gluten ni azúcares) en un solo servicio. La sincera aprobación de mi maestro me hizo correr al bar más cercano, solo, en medio de un invierno intenso (claramente poco me importó). Me tomé todas las Samuel Adams que mi alegría podía soportar y mi hígado permitir. El maestro, el UX de Adidas, a quien nunca volví a ver, jamás supo que este proyecto se haría realidad y que finalmente el camino en tierra se convertiría en uno que conduzco por los cielos, y que, si el precio creciente de la gasolina me lo permite, llevaré hasta su conclusión. 


Bocetos iniciales del UI con imagenes de muestra

De escritor tengo tanto como de diseñador de experiencias. Soy un amante de las narrativas que se nutren de las metodologías del diseño centrado en el usuario, aquellas que se inspiran en el método científico para explorar, generar hipótesis y validar. Ambas facetas, la de escritor y la de diseñador, se entrelazan en una suerte de romance casi incestuoso. Trabajan en conjunto.  



La construcción de esta historia, al igual que el diseño, se fundamentan en la empatía que he ganado a través de encuentros con el existencialismo y la pérdida de la inocencia infantil. Mis preguntas nunca han hallado respuestas definitivas, pero siendo un joven explorador, busqué formas de tejer los hilos de una historia para crear los patrones de un producto. Con un nombre cargado de incertidumbre (La era antes de Dios), comencé a construir una base llena de misterio que, en mi madurez, finalmente consolidé. Mi obstinada pasión me impulsó a validar este libro a través de los errores, aprendiendo y mejorando en el proceso.  


Por cierto, este es mi verdadero yo, al menos fuera de DALL-E:


José Ludyan Ibarra - Autor de experiencia EAD

Escucha el primer capítulo gratis ingresando a www.eadsaga.com



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